Apuntes para continuar una búsqueda de ida y vuelta (o cómo volver al sur)

1.  Big Bang – Según algunas teorías astronómicas, gran explosión de una masa compacta de energía y materia que dio origen al universo. Son importantes las escalas, no todos los Big bang generan un universo, otros son más modestos y son el inicio de una historia, el encuentro de dos personas o alguno de los millones de fracasos que inundan la vida. La llegada de Manuel a Alemania es una especie de Big Bang, el nacimiento de una estrella lejana de la que solo vemos un pequeño destello mil años después de que ocurriera. En mi caso, el destello llegó 46 años después. Puede parecer poco para una estrella, pero para un ser humano es más de la mitad de su vida.

2. He pasado tanto tiempo en trenes durante los últimos cuatro meses que mi proyecto más que una residencia podría llamarse una itinerancia. Quizá en un futuro sea así cómo se articulen estas ayudas a escritores, obligando a viajar durante meses, siendo de nuevo nómada por un corto espacio de tiempo. Eso sí, espero que cuando llegue ese momento los trenes no sean una combinación casi perfecta de retrasos, cancelaciones, cambios de última hora y todo tipo de situaciones que empeoran la experiencia de viajar en tren: Móviles a todo volumen, gente a todo volumen, gente bebiendo cerveza, gente comiendo pistachos, gente en general… Aún así, la duración de los trayectos, entre hora y media y dos horas, han servido de plazo de entrega inmediato, un jefe tiránico al que rendir cuentas al final de cada viaje y que ha propiciado que haya escrito más en esos trenes que en la residencia en sí.

Y si el proyecto de la residencia recibió el título de: “Dos andaluces en el oeste”, qué mejor forma de alcanzar ese salvaje oeste, Niederrhein, que subido a un tren.

3. Siento fascinación por las historias de crímenes que no se resuelven en los primeros compases de investigación, aquellas donde cada nuevo paso conduce a un callejón sin salida o a otra pista que termina invalidando las anteriores. Una maraña de testigos, documentos, intuiciones y testimonios imposible de desenredar y que provocan que el caso se prolongue en el tiempo, incorporándose a la vida del investigador de forma paulatina, una rutina más de su vida, como el desayuno rico en fibra o el beso de buenas noches. Está de más decir que esas búsquedas ya no tratan sobre cómo resolver el caso o de desvelar quién es el asesino, sino de observar en qué persona se ha transformado el investigador, de qué modo él y su vida han cambiado durante el proceso. 

En este punto de la búsqueda, la historia de Manuel está más cerca de complicarse que de resolverse. Son muchas aún las preguntas que quedan por responder, las pistas por seguir y las incógnitas por fabular:

a) ¿Qué significan las iniciales y los números que encontré en Krefeld en la biografía de Manuel que había en la Antología? ¿Por qué alguien eliminó el texto de Manuel?

b) ¿Será real el mail que he recibido? Una tal Bárbara de Kevelaer asegura que su padre fue amigo de Manuel y conserva algunas fotos de los dos juntos.

c) Mi tía José ha encontrado un par de nuevas fotos de Manuel de joven junto a antiguas novelas pulp del oeste. ¿Será el inicio de una nueva vía? ¿Habrá conexión con la antología?

Novelas del Oeste


Leo en un libro de Juan Tallón, “Todo lo interesante ocurre en la sombra, no cabe duda. No se sabe nada de la historia auténtica de los hombres.” Aunque estoy totalmente de acuerdo con Tallón, en mi caso, no me queda otra que seguir buscando, porque aunque nunca llegue a encontrar a Manuel, me interesa todo lo que va surgiendo alrededor, la vida y la ficción que brotan de lo que escribo.

4.  La búsqueda ha tenido lugar en dos lugares al mismo tiempo. Del lado de allí, en Andalucía, ha sido una búsqueda en el tiempo: a través de la memoria, de los recuerdos, de cajones o álbumes polvorientos que estaban olvidados. Arqueología familiar. La búsqueda aquí ha sido en otra coordenada, el espacio, recorriendo Niederrhein, el lugar donde Manuel vivió, buscando pistas e intentando entender por qué decidió desaparecer en este lugar. 

Unir las dos coordenadas, tiempo y espacio, nos permite crear un eje donde trazar las posibles trayectorias en las que Manuel se movió y, como si fuera un átomo, tener la certeza de qué la forma en que lo observamos determinará su posición y que cada variación, en cualquiera de los dos ejes, ofrecerá una imagen diferente de él. O lo que es lo mismo, la imposibilidad de captar una idea o imagen clara de Manuel. 

5. Desde que empezó el proyecto he obligado a todos mis familiares a contarme aquello que recordasen de Manuel. Por mi parte he evitado ese ejercicio, ya sea por cobardía o por pereza. Así que allá vamos: Mis recuerdos de mi tío abuelo Manuel son escasos, pequeños flashbacks de menos de un segundo. Entre todos ellos destaca una imagen que se repite. No sé si es real o es una mezcla de otros recuerdos o de fotogramas de alguna película, una no muy bien iluminada y con mucho grano, con aspecto análogico. Sería ideal que los recuerdos se pudieran masterizar como se hace con el cine clásico o los VHS y de ese modo tener deslumbrantes recuerdos en HD o 4k. 

En la imagen recurrente aparece toda mi familia reunida en la calle, en la anterior casa de mis abuelos: una casa de dos plantas con corral que mi abuelo siempre lamentó haber dejado, aunque se mudará a escasos cien metros de allí. Ese pequeño corral era la tierra, el aire que él necesitaba. El recuerdo bascula entre la calle y el interior de la casa, sé que esperábamos a alguien con una mezcla de alegría e impaciencia. En la imagen de la espera se mezcla el recuerdo (en primera persona) y la ficción (en tercera persona), donde yo también aparezco en la imagen, pequeño, muy pequeño. En el fragmento de memoria se mezclan los dos planos de modo casi indistinguible. El montaje de la escena es perfecto. 

Creo que es una fiesta navideña, de 24 de diciembre o algo así, pero es demasiado cliché la vuelta del emigrante el día de Navidad. Por una vez permitámonos el cliché: Es 24 de diciembre. Ya de noche, Manolito aparece junto a alguno de mis tíos, que lo habían ido a recoger al aeropuerto (porque supongo que en los años 80 ya volvía en avión). Manuel lleva un traje, una pesada maleta y huele a puro o tabaco negro. Cuando llega hay besos, abrazos, regalos (¿un juego de indios y vaqueros?) y un par de brindis. Estampa de familia reunida. De ahí el recuerdo se va a negro.

6. En mayo, al final de la primavera, con todo en flor y un verde exuberante que invadió hasta el último rincón del castillo, me surgió la pregunta, ¿se enamoró Manuel? ¿Fue eso lo que le retuvo en Niederrhein? ¿Encontró a alguien que lo hizo olvidarse de todo lo demás, de su familia, de su anterior vida, del sur? De ser así, ¿Qué fue de ese amor? ¿Fue correspondido? ¿Cuánto duró? ¿Queda algún rastro o testimonio?  

Castillo Ringenberg

Además de razones económicas o humanitarias, el amor está en el top tres de motivos para emigrar o permanecer en una tierra ajena. Así que la vía del enamoramiento de Manuel no es tan descabellada. Yo mismo podría entender eso, podría llegar a empatizar con alguien que permanece en un lugar que nunca termina de sentir como propio por estar junto a una persona. Llamémosla, por ejemplo, Anne. Contra la levedad de la huida, esa persona hace de peso, una especie de ancla, pero ligera, casi volátil, que hace que sientas que debes permanecer en ese lugar ajeno, pero que eres libre de ir donde quieras. 

Quizá la historia de Manuel se reduzca a eso, tan sencillo como chico conoce a chica y deciden pasar la vida en Niederrhein. Quizá…

7. Cuenta Ricardo Menéndez Salmón en su libro “No entres dócilmente en esa noche quieta” la historia de Han Gan, artista de la dinastía Tang que vivió entre los años 706 y 783. Tras pintar el retrato del caballo favorito del emperador en los establos imperiales, el animal empezó a cojear. Muy enfadado, el emperador ordenó de inmediato que se llevará a cabo una investigación y se descubrió entonces que Han Gan había olvidado pintar uno de los cascos del animal. Menéndez Salmón dice que como en la anécdota deberíamos escribir libros o historias que sean capaces de conjurar la realidad. Y esa ha sido la intención con este proyecto, la de buscar, crear, fabular historias que de algún modo conjuren las posibles vidas que mi tío abuelo Manuel tuvo o pudo tener en Alemania, porque solo el hecho de escribirlas e imaginarlas, como Han Gan, hacen que sean reales.

8. Gracias a esta búsqueda he encontrado historias, recuerdos que han sido revelados después de muchos años, memorias de mi familia que de otro modo hubieran desaparecido. Todo esto ha corregido parte de mis presupuestos iniciales. Por ejemplo, yo tenía una visión de mi tío abuelo como un hombre pequeño, descuidado en el vestir y no muy agraciado. Y resulta que era todo lo contrario, bastante alto para la media española, siempre con trajes al corte y una estimulante vida social. En una de las fotos que ha sido encontrada, posa ante la cámara delante de la Giralda con un buen traje, peinado preciso y un porte a lo Bela Lugosi. Todo un galán. 

Manuel con la Giralda al fondo

Otra de mis equivocaciones previas tiene que ver con la foto de mi bisabuelo, con el uniforme de la Guardia Real, que yo creía desaparecida. Incluso acusé a mi familia de inventar su existencia. La foto ha sido recuperada y es del todo diferente a como la había imaginado: Es un busto donde mi bisabuelo José posa muy serio, luciendo un imponente mostacho propio de un domador de leones o de un forzudo de feria. Aunque el gran secreto que revela la fotografía es que mi bisabuelo fue soldado raso, nada de formar parte de la Guardia Real de Alfonso XIII. En este caso parece que era mejor la ficción que la realidad, al menos para la carrera militar de José. 

Bisabuelo José vestido de militar

Lo más importante de este proceso de ida y vuelta ha sido que mi familia ha tomado consciencia de sí misma. Lo que un principio fue desidia y sorpresa porque iba a hablar de mi tío abuelo, de Manolito, aquel excéntrico hombre que vivió toda su vida en Alemania, se ha convertido en un vivo interés en el proceso, en los avances, en la escritura sobre Manuel. En un juego de espejos que cada vez nos ofrecía un reflejo más nítido de nosotros mismos. 

Ante la pregunta inicial de, “¿a quién le interesa esa historia?” Hemos obtenido como respuesta que a nosotros, a la familia. En un tiempo en el que el relato nos viene dado o impuesto desde fuera, donde hemos perdido la capacidad de contar nuestra propia historia, ha sido interesante poder construir este relato familiar, un relato que nos permite explicar mejor nuestra singularidad ante nosotros y los demás.

Epílogo – Y después de todo este ir y venir, de preguntas y respuestas, de ficcionar y documentar, viajar y habitar las fronteras, lo que no termino de comprender de Manuel es cómo fue capaz de desaparecer, de no regresar, de olvidar el albero, el quillo, picha, churra, cabeza, llámame como quieras, el azahar, el calor, la chicharra que lo colorea con su canto, esas tardes con promesa de infinitud, hablar, hablar con otros, hablar con todos, gazpacho, salmorejo, siestas por derecho, la boca seca, el corazón inundado, noches de insomnio al relente, donde compartir la ausencia, la pena y la alegría como si fueran una. El manque pierda de una tierra sin amos. Tierra de espigas, verde, blanca y verde. Primavera y verano, el sur, de nuevo el calor, el habla más lento que no te entiendo, pero da iguá porque no hay que entender. La risa y la broma, el chiste, el que no las hace, el andaluz ‚entro, el que no toca las palmas, pero las siente y le duelen. Dice Roberto Bolaño que los proletarios no tienen fiestas, sino funerales con ritmo. Pues que suene la música.

Receta de Gazpacho y Salmorejo: https://stadt-land-text.de/2022/07/16/rezept-fuer-gazpacho-und-salmorejo-receta-de-gazpacho-y-salmorejo/

Text auf Deutsch: https://stadt-land-text.de/2022/07/16/notizen-fuer-eine-suche-hin-und-retour-oder-wie-man-in-den-sueden-zurueckkehrt/

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